
Desde que la pandemia de coronavirus nos obligó a permanecer confinados en casa, nos hemos hecho expertos en una serie de productos con los que antes no estábamos familiarizados, como el gel hidroalcohólico o las mascarillas. De estas últimas, hemos llegado a aprender incluso los diferentes tipos, siendo las más conocidas las quirúrgicas o las FPP2 / n95. Lo que mucha gente desconoce es que estas últimas, de las más seguras del mercado a día de hoy, fueron creadas por una mujer: Sara Little Turnbull (1917-2015).
Como muchas de sus compañeras, Turnbull era un persona adelantada a su tiempo. Su entorno no se planteaba siquiera que estudiase pero, tras mucho esfuerzo e insistencia, logró una beca en la prestigiosa universidad de diseño Parsons, por lo que no se pudieron negar. Finalizados los estudios, se hizo cargo de la revista de decoración House Beautiful.
El sueño de Sara era convertirse en inventora
Con el tiempo, logró una reputación en el sector. Sin embargo, esto no le acababa de llenar, puesto que su verdadera pasión era inventar. En 1958 dio el paso y abrió la consultora de diseño Sara Little, en honor a su apodo (medía metro y medio). La empresa 3M no tardó demasiado en alabar su trabajo y en ficharla para encargarse de los envoltorios y las telas. Allí inventó el shapeen, una tela no tejida que permitía producir materiales hechos de una red de fibras unidas por un procedimiento mecánico o químico y desechables.
Sorprendidos, sus jefes le pidieron si era posible utilizar el shapeen en un sujetador. Sara asintió y creó una prenda moderna y práctica, que con el tiempo le dio un uso distinto: el de una mascarilla. Cabe decir que, por aquel entonces, tenía a su cuidado a varios familiares enfermos, por lo que a menudo se veía obligada a visitar hospitales. Allí se percató de que médicos y enfermeros se pasaban el día ajustándose las mascarillas, que por entonces se ataban a la espalda.
Como inventora que era rápidamente pensó en una solución y se la propuso a 3M: usar el mismo material el shapeen que ya habían empleado en el sujetador pero esta vez para confeccionar una mascarilla. Pese a las dudas iniciales, la empresa aceptó la propuesta.
Junto a su amiga, la también diseñadora Adele Simpson, Sara se puso manos a la obra. En cuestión de días se dieron cuenta de que la copa del sujetador servía para su cometido, y así empezó la historia de este ahora codiciado producto. Les invitamos a que se fijen en estas mascarillas, pues claramente tienen la forma de la copa.
En 1961, 3M patentó una mascarilla antipolución, con bandas elásticas en lugar de las cuerdas que la sostenían. Llegó al mercado en 1972, teniendo primero un uso industrial y, más tarde sanitario, gracias a las mejoras aportadas por el médico Peter Tsai, cuyo nombre sí pasó a la historia.
Para la creación de la mascarilla, Turnbull se inspiró en los sujetadores

El reconocimiento le llegó tarde a Turnbull. Ya de anciana lo dejó claro: “Yo hice varias cosas. Hice las preguntas marcadas por mi propia experiencia en el laboratorio. Actué como catalizador al juntar la tecnología más puntera en telas no tejidas. Tomé decisiones y di órdenes”. Falleció en 2015, a los 97 años de edad, tras una prolífica carrera de inventora. Hoy en día, el Centro Sara Little Turnbull para el Instituto de Diseño sigue manteniendo vivo su legado y respalda los esfuerzos en la educación y el diseño de las mujeres desfavorecidas.
Yo hice varias cosas. Hice las preguntas marcadas por mi propia experiencia en el laboratorio. Actué como catalizador al juntar la tecnología más puntera en telas no tejidas. Tomé decisiones y di órdenes”.
Sara ‘Little’ Turnbull
Deja una respuesta