
Eran tiempos difíciles, en los que ser mujer, y además negra, no era fácil. Sin embargo, Katherine Johnson hizo oídos sordos a toda clase de críticas. Pese a su pobreza, había estudiado, pues sus padres siempre dieron importancia a la escolarización. Tanto es así que en 1938 se convirtió en la primera mujer afroamericana en terminar con la segregación en la Universidad de Virginia Occidental en Morgantown.
Desde niña, siempre se sintió atraída por las matemáticas. Se le daban bien y las había estudiado a fondo, por lo que en 1953 decidió presentarse al Comité Asesor Nacional de Aeronáutica, un precursor de la NASA, para pedir trabajo. Muchos le dijeron que no la iban a tomar enserio. Sin embargo, Johnson decidió probar suerte.
Johnson entró al Comité Asesor Nacional de Aeronáutica, un precursor de la NASA, en 1953 como ‘calculadora’
La entidad rápidamente comprobó su genialidad y la contrató. Allí se encontró en un reino compuesto casi exclusivamente por hombres blancos. Por si fuera poco, por entonces se segregaba por género y raza y ella no fue menos. Tal y como se muestra en la película Figuras Ocultas, en la que la actriz Taraji P. Henson se mete en el papel de la matemática, Johnson fue obligada a ir junto al resto de sus compañeras negras a otro edificio a desempeñar sus funciones de calculadora. Un término que se usaba no para un dispositivo electrónico programado sino para una persona que hacía cálculos.
En 1961 fue elegida para formar parte del equipo de apoyo a la misión que convirtió a Alan Shepard en el primer estadounidense en el espacio. Después de aquello, le esperaba una innovadora carrera de 33 años en la agencia espacial, trabajando en las misiones Mercury y Apollo, incluido el primer alunizaje en 1969, y los primeros años del programa del transbordador espacial.
El astronauta John Glenn tuvo fe ciega en ella e insistió en que Johnson fuera consultada antes de su histórico vuelo en órbita terrestre en 1962. “Haz que la chica revise los números”, dijo. “Sabía que había hecho (los cálculos) antes y confiaron en mi trabajo”, dijo Johnson al Washington Post en enero de 2017.
Con los años, la agencia aeroespacial ha reconocido su labor y ha reconocido que Johnson fue “una de las mentes más grandes que ha honrado a nuestra agencia y a nuestro país”. Así lo calificó uno de los administradores, Charles Bolden, cuando recibió la Medalla Presidencial de la Libertad, un reconocimiento que le entregó en mano Barack Obama en 2015. Un año más tarde, el expresidente la nombró como ejemplo del espíritu de descubrimiento de EE.UU.
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